Just another WordPress.com site

Rubén jaramillo

Ruben Jaramillo y Familia

Ruben Jaramillo y Familia

Jaramillo_Un canto revolucionario

Jaramillo_Un canto revolucionario

Jaramillo y Ché_Dignidad Revolucionaria

Jaramillo y Ché_Dignidad Revolucionaria

Jaramillo_Revolución Pendiente

Jaramillo_Revolución Pendiente

Jaramillo_Nos queda la Memoria

Jaramillo_Nos queda la Memoria

MÉXICO: 5 HÉROES COMUNISTAS
3.Rubén Jaramillo
, a treinta años de su asesinato
Por Gerardo Peláez Ramos (septiembre 2006)

ÍNDICE DE HÉROES —- SIGUIENTE HÉROE

El 23 de mayo se cumplieron 30 años de uno de los acontecimientos más graves en la historia contemporánea de México: el asesinato de Rubén Jaramillo, su esposa Epifania Zúñiga Pifa (en avanzado estado de embarazo) y sus hijos Enrique, Filemón y Ricardo. Con la muerte del viejo dirigente zapatista, gestor agrario, guerrillero y militante revolucionario, el Partido Comunista Mexicano sumó a sus caídos un líder más de la talla de Primo Tapia y J. Guadalupe Rodríguez.

Los hechos de Xochicalco, en lo fundamental, están aclarados. El 23 de mayo de 1962, como a las dos y media de la tarde, se presentaron alrededor de 60 militares y civiles frente a la calle de Mina número 12, en Tlalquitenango, Morelos, domicilio de la familia Jaramillo. Heriberto Espinosa alias El Pintor, se introdujo a la casa y con violencia obligó a salir a Rubén, su esposa e hijos, quienes fueron secuestrados, al mismo tiempo que elementos del ejército y la policía sustraían los documentos agrarios en poder del jefe campesino morelense.

Dos horas más tarde, cerca de Xochicalco, los miembros de la familia Jaramillo fueron acribillados y rematados en la cabeza con el tiro de gracia. Las armas y municiones eran reglamentarias, esto es, de uso exclusivo del ejército y la Policía Judicial Federal.

Poco después de ser conocido el crimen, Gustavo Ortega Rojas, jefe de la policía del estado de Morelos, declaró que la Policía Judicial Federal le había solicitado ayuda, antes, para aprehender “unos individuos peligrosos”; posteriormente se retractó de esta declaración. Por su parte, la Procuraduría General de la República, en un comunicado público, señaló que Rubén Jaramillo era, de hecho, un delincuente común y que “se dedicaba a cometer atracos a los vacacionistas, a quienes atacaba en las carreteras cercanas a Tetecala, Mazatepec y Cacahuamilpa”. Otras acusaciones gratuitas venían contenidas en el texto.

Los grandes periódicos nacionales –como ya había ocurrido en 1961– iniciaron una amplia campaña de calumnias y denuestos en contra del líder campesino comunista; el que se llevó las palmas en la ofensiva amarillista fue el diario Excélsior, que en su editorial del 28 de mayo de 1962 afirmó:

Rubén Jaramillo, el siniestro personaje, que por mucho tiempo mantuvo en zozobra una vasta región del estado de Morelos… Jaramillo era un delincuente contumaz que asesinaba, asaltaba y robaba; un señor de “horca y cuchillo” que extorsionaba y sometía a su capricho a los ricos y a los pobres de la región que asoló… Bien puede decirse que al asesinarlo le pagaron con su propia moneda; aunque quizás no quepa pensar lo mismo de sus parientes, de quienes, sin embargo, se dice que tampoco eran “blancas palomas”.(1)

Las declaraciones oficiales en torno al asesinato fueron muy contradictorias. El Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, queriendo justificar la acción represiva, llegó a caracterizar a Jaramillo de “indisciplinado” y de ser un elemento que “creaba problemas”. Otras dependencias tampoco se quedaron cortas en la serie de acusaciones macartistas en contra del mártir agrarista.

Algunos de los directamente involucrados en la matanza, como el capitán José Martínez y el renegado Heriberto Espinosa (El Pintor) fueron tratados en forma cruel y salvaje: murieron acribillados el 5 de septiembre de 1962 en el estado de Guerrero, tal vez con el objeto de quitar de en medio a testigos incómodos.

Las fuerzas democráticas y de izquierda elevaron su protesta. El pcm, el Partido Obrero-Campesino Mexicano, el Partido Popular Socialista, la Confederación de Jóvenes Mexicanos y la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, entre otras organizaciones, demandaron esclarecer el crimen, castigar a los culpables y resolver los problemas agrarios acumulados en Morelos. Incluso formaciones de derecha como el Partido Acción Nacional y la Unión Nacional Sinarquista manifestaron su repudio al homicidio colectivo.

Pero el caso se archivó y los culpables intelectuales de la matanza jamás fueron castigados. El asesinato quedó como un antecedente nefasto del trato que se daría, meses después, a los campesinos que fundaron y desarrollaron la Central Campesina Independiente, buscando dotarse de organizaciones propias, a su servicio y bajo su control.

El 25 de mayo de 1962 fue enterrado Rubén Jaramillo. Asistieron a su cortejo fúnebre más de 5 mil campesinos de los estados de Morelos, Puebla y Guerrero. Su entierro fue, pues, una manifestación más del evidente carácter político de su eliminación física.

La campaña propagandística desarrollada por los diarios de circulación nacional, a partir del 24 de mayo de 1962, que intentaba presentar a Rubén Jaramillo como un vulgar delincuente no obtuvo grandes éxitos, dado que la personalidad del dirigente campesino era bien conocida por las organizaciones sociales y políticas. Es más, su asesinato realzó su biografía política.

Desde su adolescencia, Rubén Jaramillo militó en las filas del movimiento zapatista, en el cual alcanzó el grado de capitán primero del Ejército Libertador del Sur a los 17 años de edad. Después de pacificarse, el jefe agrarista –como muchos otros combatientes– guardó las armas “por si acaso”.

Durante el período del caudillismo revolucionario, Rubén Jaramillo continuó mediante el trámite legal la lucha por los derechos e intereses del campesinado. Al ser lanzada la candidatura de Lázaro Cárdenas, el líder morelense la apoyó. Ya bajo el mandato del presidente michoacano, Jaramillo peleó por la creación de un ingenio azucarero en el distrito de Jojutla.

En la Sociedad Cooperativa Emiliano Zapata, Rubén Jaramillo desempeñó un importante papel de dirección, y al calor del enfrentamiento con la administración del ingenio Zacatepec y las autoridades del estado, en 1942, impulsó y concretó en los hechos la alianza obrero-campesina. El 9 de abril de ese año, estalló la huelga obrera con ocupación de fábrica y se dio la negativa de los campesinos a continuar el corte y el acarreo de caña. La represión del ejército quebró el movimiento huelguístico y los obreros y campesinos fueron derrotados.

La violencia oficial en contra de los trabajadores y la persecución en contra suya obligaron a Jaramillo a remontarse al monte, tomar las armas y organizar un grupo de autodefensa. El apoyo de la población a la guerrilla fue masivo, sin embargo, debido al aislamiento y el localismo del movimiento éste se fue consumiendo.

El abandono de la lucha armada condujo a Jaramilo a utilizar otros métodos, más adecuados a la nueva situación. Así, en 1944, fundó el Partido Agrario Obrero Morelense, que lo lanzó como candidato a la gubernatura del estado de Morelos. Según diversos autores, el caudillo agrarista “ganó con un margen muy amplio”, empero el triunfo le fue otorgado al candidato del partido oficial.

En la administración ruizcortinista, el movimiento campesino de la tierra de Zapata fue agredido de manera intermitente; a los solicitantes de tierras y ejidatarios se les respondió con la represión policíaco-militar. En esas condiciones, Rubén Jaramillo volvió a tomar las armas, siendo objeto de persecución y hostigamiento por parte de “fuerzas mecanizadas y de caballería, apoyadas por artillería y aviación”. El pocm –en las páginas de Noviembre— justificó la lucha emprendida por Jaramillo y sus hombres.

Al ocupar la presidencia de la República Adolfo López Mateos, Jaramillo se pacificó, debido a las garantías ofrecidas por el gobierno. Reinició su quehacer político y social en las filas del pcm a través de otros métodos de lucha.

En 1961,

al frente de cinco mil campesinos sin tierra, dice Ramón Danzós Palomino, Rubén Jaramillo había ocupado los llanos de Michapa y El Guarín, en Morelos.

El verdadero problema en esto consistía en que la Secretaría de Recursos Hidráulicos tenía listo un vasto proyecto para irrigar aquellas tierras con aguas del Alto Amacuzac y del San Jerónimo. Al realizarse el proyecto, las llanadas que ahora se encontraban incultas y tenían escaso valor alcanzarían un precio elevadísimo. De este modo la zona de Michapa y El Guarín, una vez concluida la obra, se convertiría en el granero del estado de Morelos y del Distrito Federal. Naturalmente, había mucha gente interesada en adueñarse de esas tierras: funcionarios públicos enriquecidos, políticos influyentes y neolatifundistas.

Esto último fue el verdadero móvil de ese bestial asesinato de Rubén Jaramillo…(2)

A lo señalado por Danzós sólo habría que agregar: en 1962 maduraban las condiciones para crear una organización campesina fuera de las centrales oficialistas, con un programa avanzado y con una política independiente y combativa. Jaramillo no estaba al margen de dicho proceso, sino al contrario, estaba inmerso en él. Por ello, con justa razón, al igual que los líderes campesinos comunistas Antonio Silva y Antonio Herrera, debe ser considerado como un mártir de la cci, la cual se constituiría en el mes de enero de 1963, como resultado de la convocatoria expedida en octubre de 1962 por diversas organizaciones, entre las que se hallaba la Federación Revolucionaria Campesina del Estado de Morelos “Rubén Jaramillo”. Además, el héroe de Xochicalco, al final de su vida, militó en el seno del pcm y del Movimiento de Liberación Nacional.

En el congreso constituyente de la cci, a pesar del proceso acelerado de proletarización de enormes masas de campesinos, el punto número 1 del temario era la reforma agraria integral y radical. Esto explica que en su Declaración de Principios planteara:

La Central Campesina Independiente es la organización de masas de los campesinos mexicanos que se unen voluntariamente para defender mejor sus derechos; unión que nace y vive sobre la base de un programa revolucionario para la solución de sus problemas inmediatos y lograr finalmente, con su lucha organizada, la reforma radical que el pueblo de México necesita.(3)

La nueva central fue objeto de inmediato, de represalias y persecución. En febrero de 1963 fue asesinado en Michoacán Luis Ortega Manríquez y, de manera similar, cayeron otros militantes ceceístas. La represión contra la cci se combinó con la que se ejercía en contra del Frente Electoral del Pueblo.

En septiembre de 1964, Alfonso Garzón y Humberto Serrano dividieron a la cci: las oficinas de la organización fueron asaltadas y tomadas, mas el golpe no fue lo suficientemente fuerte como para liquidar a la confederación campesina, propósito que perseguían los escisionistas.

En enero de 1965 se llevó a cabo el Primer Congreso Nacional Ordinario de la cci, en el cual se dieron avances importantes en las concepciones programáticas y políticas, sobre todo en lo que se refiere al papel del proletariado agrícola. En los Estatutos se decía:

…se funda la Central Campesina Independiente (cci), como organización revolucionaria y de unidad combativa de los proletarios del campo y de todo el campesinado mexicano…
…Son objetivos de la central: la defensa de los trabajadores agrícolas y forestales y de los campesinos mexicanos; la realización de la reforma agraria radical; la organización sindical de los obreros agrícolas y contribuir en las luchas democráticas de todo el pueblo por su completa liberación.(4)

De haber vivido Jaramillo cuando se adoptaron estas resoluciones, con toda seguridad las hubiera aprobado.

El movimiento campesino mexicano, dirigido por la cci, la Asociación Cívica Guerrerense y otras agrupaciones, dio peleas decisivas por el reparto de la tierra y otros objetivos. Pero, evidentemente, hubo un retraso en la comprensión del desarrollo capitalista en la agricultura y ello impidió por un largo período emprender la organización y movilización de la principal fuerza revolucionaria en el campo mexicano: el proletariado agrícola.

Buscando superar esa incomprensión, el Tercer Congreso Nacional Ordinario de la cci, realizado del 14 al 16 de noviembre de 1975, acordó transformarse en Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos para expresar, incluso en el nombre, la realidad presente en el agro de nuestro país.

La lucha por organizar a los obreros agrícolas no ha sido ni es sencilla; graves obstáculos han tenido que vencer la cioac, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y otras organizaciones clasistas por crear y desarrollar los sindicatos de trabajadores asalariados del campo. En abril de 1979, la cioac llevó a efecto la asamblea constituyente del Sindicato Nacional de Obreros Agrícolas, mas las autoridades laborales, en abierta violación de la Constitución General de la República, negaron el registro al snoa.

En las luchas recientes de los obreros agrícolas y campesinos en Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Coahuila, Tamaulipas y otros estados está el mejor homenaje a la causa del mártir agrarista de Morelos. Paralelamente a las demandas y tareas de los ejidatarios, comuneros y parvifundistas, la sindicalización de los trabajadores agrícolas crece, el movimiento huelguístico se desarrolla a paso lento pero sostenido y los asalariados del agro, que antes planteaban sólo objetivos campesinos, en la actualidad tienden a poner en el centro las reivindicaciones y tareas laborales y sindicales.

Hoy, a 30 años del asesinato de Rubén Jaramillo, su esposa y sus hijos, su causa se abre paso en la confluencia orgánica de los campesinos y obreros agrícolas en pie de lucha. Su sacrificio no fue en vano y echó raíces profundas.

Legado Sindical, 3ª ép., núms. 5-6, mayo-junio de 1992

ÍNDICE DE HÉROES —- SIGUIENTE HÉROE

Próximo héroe en octubre de 2006

Opina sobre este artículo

1. Excélsior, 28-v-62, p. 6-A.Volver arriba

2. Ramón Danzós, Desde la cárcel de Atlixco (Vida y lucha de un dirigente campesino), México, ecp, 1974, pp. 151-152.Volver arriba

3. La Central Campesina Independiente, México, fcp, 1963, p. 23.Volver arriba

4. cci, Estatutos, Archivo cemos, p. 1.Volver arriba

Deja un comentario